El que ríe último ¿ríe mejor? [Crítica]

¿El padecer una enfermedad mental justifica la violencia?

El Joker, película estrenada en el año 2019, ha tenido una gran acogida, pero también ha sido una película muy criticada debido a las escenas sangrientas que contiene. No importa mucho la trayectoria de la historia, importa como termina.

Toda la película se divide entre lo que realiza Arthur Fleck en su día a día: cómo se transporta, en qué trabaja y cuáles son las situaciones con las que debe lidiar con su enfermedad, pero no hay una situación que lo haga salir de ese mundo en el que se le está acostumbrado a vivir. Si es que no se hubiera animado a subir al stand up a hacer sus chistes, no hubiera salido en el programa; solo se hizo famoso por que tiene una enfermedad y la gente se burlaba de él.

Cuando Arthur comienza a tener ese gusto por matar, lo hace de una manera demasiado explicita y eso da a entender al público que el padecer una enfermedad mental hace que todos sean asesinos, tienen tendencia a la violencia o los justifican diciendo que es algo “normal de la enfermedad”. Joaquín Phoenix mencionó “Joker no es una película peligrosa, las personas lo son y pueden tomar inspiración para actuar con violencia de cualquier lugar, además que no todas las personas con trastornos reaccionan de la misma forma.”

En el caso de esta película la violencia sigue sin estar justificada; el trastorno psicológico que padece es Labilidad Emocional y el haber sufrido tanto en su vida le hace tener rencor; por ende, a actuar con violencia. No necesariamente por padecer esa enfermedad significa que es justificable lo que hice, solo es actuar por impulso. Las personas que son violentas y padecen enfermedades mentales son la minoría, pero Arthur está dentro de ese mínimo de personas que debido a su enfermedad si son violentas, aumentándole las ganas que tiene de hacer justicia a todos los que padecen algún trastorno psicológico.

El Joker solo asesina a la gente que le hizo daño tanto física como psicológicamente. Por ejemplo, en la escena en la que sus compañeros de trabajo lo van a visitar a su casa, Arthur solo asesina a uno de ellos y resulta que al que no asesinó padecía enanismo, ya que él también siempre había sido motivo de burla.

En conclusión, al final de la película, el Joker se da cuenta de que sí tiene una inclinación por asesinar, pero a pesar de siempre estar riéndose nunca fue feliz y que lo único que lo hacía sentirse satisfecho con su vida era matar a aquellas personas que lo traicionaron o le hacían daño. No es la solución ante el problema, pero debido a que nunca supo como manejar su vida y nunca tuvo a alguien que lo guié, ya que su madre también le mintió, opta por lo más sencillo, hacer sufrir a aquellos que lo hicieron sufrir a él también.