Esta es la historia del piloto que sobrevivió 36 días perdido en la selva Amazónica
- Laura Espinoza
- 19 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 may 2021
Antonio Serna es el nombre del piloto que estuvo perdido 36 días en la selva amazónica brasileña, donde sobrevivió con un machete y la ayuda de los monos, a quienes observó en su búsqueda de comida. La falta de comida lo debilitó fuertemente y eso hizo que perdiera 25 kilos.

En un lunes de enero, Antonio Serna tuvo un accidente de avión en la pulpa de la Amazonía brasileña. Ahí, en medio de la nada, quedó atrapado 36 días en los que sobrevivió con un machete y observando a los monos buscar su comida.
Serna tiene 36 años, y fue contratado para efectuar un servicio de taxi aéreo en una mina ilegal de oro situada en el corazón de la Amazonía, entre los estados de Pará y Amapá. A mitad del vuelo, el motor de su aeronave paró, consiguió controlar la dirección del aparato por algunos minutos, pero igual acabó estrellándose contra un recóndito riachuelo.
Salió ileso del avión, pero se apresuró en rescatar los víveres que cargaba consigo: tres botellas de agua, doce panes, cuatro latas de refrescos, una cuerda y un saco de tela. Poco tiempo después el avión explotó.
“Pasé la primera noche e intenté asimilar todo lo que iba a suceder. Muchos años atrás había realizado un entrenamiento de supervivencia en la selva, en la época en la que trabajaba para otra empresa de taxi aéreo”, cuenta en una entrevista telemática con Efe el piloto brasileño."

Cómo indica su manual, los primeros 7 días permaneció en el lugar del accidente para esperar que equipos de rescate vinieran. Pero ya en el quinto día de espera grabó un video de despedida para su familia.
A la mañana siguiente comenzó a trazar un plan para salir de las garras de la selva amazónica. “En el octavo día cogí todas mis cosas y comencé a caminar hacia el este. ‘Aquí no voy a morir’, me dije.
Fue entonces que se adentró a la frondosa selva con la ayuda de un machete improvisado que realizó con un trozo de madera, una navaja y un cuchillo.
“Los primeros días, principalmente por la noche, tenía mucho miedo. Es cuando la selva se manifiesta. Hay muchos ruidos desconocidos y como no los reconoces parecen despertar tus miedos más íntimos”, confiesa. “Con el tiempo empecé a reconocer algunos ruidos. Es impresionante cómo la selva te engaña. Me engañó mucho”.
La búsqueda de comida
Durante los 36 días que pasó perdido en la selva, el hambre “fue muy habitual”, recuerda. Cuando los pocos alimentos que cargaba consigo se acabaron, recurrió a la naturaleza.
“Empecé a observar pequeñas frutas blancas y no sabía lo que eran. Vi que caían de los árboles, porque los macacos los movían. Vi que ellos comían. Si los monos comen, es bueno”, narra.

La falta de comida hizo que bajara 25 kilos.
Serna llevaba ya más de 30 días deambulando en la selva cuando de lejos escuchó el ruido de una motosierra. Sus fuerzas habían llegado al límite. Tenía calambres y pérdidas de visión, pero optó por hacer su último esfuerzo.
Se adentró en un pantano y atravesó un río. Empapado, continuó caminando por el bosque persiguiendo el lejano ruido. Fue entonces cuando encontró una lona blanca y, kilómetros después, un hombre.
Minutos después llegó otro hombre y juntos caminaron hasta la base de los recolectores de castaña. Una vez allí se avisó a los equipos de rescate y a su familia a través de la radio. Y así fue como sobrevivió y logró salir del corazón de la selva.
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